martes, 12 de octubre de 2010

UN CIGARRILLO EN LAS SOMBRAS.-
















UN CIGARRILLO EN LAS SOMBRAS.-


Y de pronto el humo y la tenue luz,
con formidable y tétrica destreza,
en la silente obscuridad tornáronse,
de una boca, en la silueta.


El viento taciturno arremetía,
y, conmovida, la ermita temblaba;
el lánguido cuadro, las velas
despeñáronse en crujiente catarata.


La lóbrega figura, inconmovible,
con sorna baboseaba al turbio viento,
y allí, cual ánima sombría,
serena desplegó un sonido cruento.


Y cada breve nota del bullicio
callóse ante el estrépito fantástico
que, de fumígena laringe,
prorrumpía ante mi asombro y sobresalto.


Me dijo, con sensata certidumbre:
“la luz no es la ventura de los ciegos
¡oh¡ ¡pobres almas condenadas
despreciando la bondad de sus tormentos!


Infame es su candor cuando revela
la inmensa soledad del aislamiento
¡cuando dibuja sus gemidos
rebotando en las paredes del encierro!


Que sea tu condena la alegría
y sábete hacedor de tantos daños:
¡todo lo que tocas se rompe,
y todo lo que rompes lo has amado!”




0-------------0


¡Oh espectro en mi claustro avizorado
llegaste a inmolar estas paredes,
y entre tus manos son las flores
polvo seco de lo enfermo y de lo ausente.


¡Flamígera fragancia hecha poesía
del alma y del cerebro aletargado,
rauda regresa a tu morada
que subyace tras los huesos de mi cráneo!


Y de pronto el humo y la tenue luz,
con formidable y tétrica alegría,
en la silente obscuridad
tornáronse, de una aurora, en la sonrisa.





CEMENTO.-








Protegidos derechos de autor.
Código: 1009277448545