miércoles, 5 de septiembre de 2012

N° I


En la espalda un muerto hecho joroba,
y en su espalda plumas secas,
y pensar que mil estrellas
se copulan ante el verso que se ausenta.
Cada espacio sin espacio
y colores que no saben lo que expresan
para abrir el duelo de los ojos
a la nada que en rencores degenera.
Es sublime este siniestro,
sobretodo porque yacen en la acera
los pedazos de un humano rostizado
dibujando la sospecha de lo que era.

Habrá que lucir nuevas injurias
hasta que arda la poronga vil y enhiesta,
afrentar la propia nigromancia
y dejar de buscar lo que no llega,
¡No hay canales, no hay medios ni suspiros
que acorten los mutismos de una pérdida!
porque nadie puede ser lo que pretende,
mucho menos pretender lo que se quiera.

Que no muera, ya lo he dicho, que no muera.



CEMENTO.-