lunes, 27 de septiembre de 2010

DE LA ARMONÍA, LA PAZ Y LA VISIÓN DE LOS ATROCES.-















Preguntaba el cofrade escondido
en un hueco llamado ‘’esperanza’’,
arrojando de paso, entre dientes,
pequeñas gotitas de pérfidas babas;
tremolaba, tan fláccido y débil,
en su pecho, de plástico y paja,
la intuición de una burda mentira
vestida con trajes de amor y elegancia


Preguntaba, y su duda era el borde
del abismo entre el juicio y la farsa,
y por cada blasfemia erigida
el falso cumplido en su honor se escuchaba;
la ilusión sumisa del borrico
entre signos de pregunta hablaba
<< ¿cuando, por ventura, será el tiempo
de la paz y la armonía tan ansiada?>>


¡Cuan turbado el rebaño expectante
disfrutó la nociva patraña!
¡semejaban leones nerviosos
comiéndose hambrientos las bárbaras garras!
unos pocos, atroces y adustos,
atisbaron el dolo en la trampa,
y bramaron, tal vez advirtiendo,
que el árbol es más que su rústica cáscara.


y cantaron, cual coro apolítico,
y reían, cual hienas borrachas,
remontando, con júbilo fiero,
del aire viciado los vuelos de caza.
y dijeron blasfemias tan bellas,
en palabras viles y macabras
que el rebaño tomo como afrenta,
y el miedo calo hasta el sopor de sus almas:


“Cuando el río no rompa los diques
cuando el viento no arranque las ramas,
y un león devorando a sus crías
perdone a su presa que intrépida escapa,
¡y los pastos ni luz ya consuman!
¡y el microbio no infecte tus llagas!
¡y la estrella no queme y no irradie!
¡y el caos se aquiete y se rinda a la nada!


Porque siempre será la armonía
nada más que una horrible esperanza,
la aflicción del que siente y descubre
y en vez de cantarlo se humilla y lo calla,
¡que se injurien los versos atroces
y se arrojen con furia a las llamas!
nunca habrá de callarse el bramido
que dice “la paz la invento la guadaña!”



CEMENTO.-





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domingo, 26 de septiembre de 2010

ÍMPETU.-


















¿Y ahora que hago con esta soledad?
¡Herrumbrarme!
¿Gastarme a muerte en versos que no riman?
Rimarme con las sombras del silencio
Para que los demonios del tormento
¡me sonrían!

¿y cómo se vive en esta eternidad?
¡un minuto
Que se burla cual si fuese una centuria!
Azules fracturados se destiñen,
Diamantes que en mis manos de derriten
¡por mi culpa!


¿Do yace lo feliz, lo que antes era?
¡Agoniza
Tras la pérgola falsaria de la duda!
Y camina en la arena y se quema,
Y camina en el desierto a la espera
¡de la lluvia!


¿Qué importa el mañana y su promesa?
¡nada importa!
La fuerte necedad de esta locura
No acepta la soberbia de las rosas,
Ya es mía la cadencia de estas horas
¡también tuya!


Danzaran las ganas que no duermen
¡ni de noche!
Con el humo del pucho que desgarro,
llegarás, moraras aquí en mi pecho
Porque yo así lo exijo, así lo quiero
¡porque te amo!



CEMENTO.-



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AL MANANTIAL DE LAS TRISTEZAS…




Siguiendo la huella de esa lágrima…










Es débil mi pudor, y hoy se desviste,
tal mi contradicción que así lo canto
pues quiero agradecer lo que sufriste,
la fragua que forjó tu ilustre encanto.


Por todo lo vivido y lo que fuiste
es cruento tu dolor, es cruento y tanto,
que llueven de tus ojos versos tristes
y envuelves tantas vidas con tu llanto.


Esencia de poeta, desde el fondo
del alma y del furor de tus locuras
para el sordo rebaño, mustio y mondo,
escribiste en versos tú alma pura.


Ascendiendo a sufrir a lo más hondo
descendiste a las máximas alturas.




CEMENTO.-



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UN IMPROPERIO INEVITABLE Y LA FELICIDAD MÁS TEMIDA.-





¡Y los demonios bailaron con la muerte!








No puede el resquemor que te acompaña
trocarte en animal, en simple bestia,
ni puede la bondad que te infiltraron
limpiar la sangre seca de tu jeta,
¡que vulgar, que paupérrimo el intento!
¡andar tras los pasos de hados y estrellas!
¡carne muerta, ilusión de los gusanos
obedeciendo genéticas reglas!



Por eso es que tus ojos amansados
si miran solo miran, nunca observan,
y el llanto del pequeño vientre hinchado
le pasa inadvertido a tus orejas
¿así es como has logrado ser lo que eres?
¡gusano en un capullo de indolencia!
¡que llegue y que perfore esta mi injuria
la imbécil decadencia de tus fiestas!



Pues sabe que no hay mayor perfidia
que una lágrima por hambre, por carencia,
que el sollozo de un niño abandonado,
¡su clamor ante la infame indiferencia!
cada vez que sus manos candorosas
hurgando el basural que lo alimenta
se manchan con las mugres de tus sobras
¡se mancha mas tu alma y huele a mierda!



¡Que suenen los añicos contra el piso
la dulce melodía de esta guerra!
¡que caigan las paredes de tu templo
al paso de este baile que renueva!
¡el niño sin juguete y trabajando!
¡el viejo relegado, ya sin fuerzas,
los padres que perdieron a sus hijos
que arrojen sus piedades a esta hoguera!



¡Que brame la furiosa y tremebunda,
sangrienta y tenebrosa gran protesta!
¡el cántico inmortal del ojo seco,
cual himno napoleónico resuena!
¡ah! ¡ dulce es el sonido de las risas
que emana de las fauces de la bestia!
¿acaso hay alegría mas terrible
que hallar un fresco oasis en la estepa?



Así de radical, así de indómita,
sombría, tan feroz y tan violenta,
como agua que se ofrece entre las dunas
a aquel que ante la sed bebe la arena,
se yergue en la idiotez de la manada,
frenando el disparate de su inercia,
la nueva trabazón, nueva amalgama,
de un mundo sin hambrunas y sin rejas.-







CEMENTO.-




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