viernes, 6 de abril de 2012

SONETO INTITULADO.-



Un estrépito anunciaba su caída
Y un relámpago, cual queja, vislumbrose,
Y una gota, imprudente y decidida,
Al dolor de los desiertos arrojose.

De la tierra, sollozante, alicaída,
Una grieta saboreaba ya ese goce,
Y mil ruinas, solitarias y abatidas,
Anhelaban, desidiosas, aquel roce.

¿Que mandato, que afrenta eterna, injusta
Le permite a la belleza ser basura?
¿con que afan de la tristeza hacia la fusta
Va la espalda retajada de ternuras?...

La desgracia nunca más fue tan robusta
Tras la union del sacrificio y la locura.


CEMENTO.-

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